lunes, 16 de febrero de 2009

EL PALATEO EN LA PROVINCIA DE SEGOVIA


La dulzaina es un instrumento de viento parecido a la chirimía, pero más corto y de sonidos más altos, produciendo dentro del alcance de su tesitura, lo mismo en la región grave como aguda de la voz, sonidos muy intensos, lo que hace que este instrumento cuando se toca al aire libre produzca resultados muy apreciables, tanto por su intensidad como por su peculiar timbre de voz, incluso ante grandes bullicios.
La etimología u origen de este instrumento la podemos reseñar a partir de varios milenios antes de Jesucristo, en el antiguo Egipto, según los mas recientes descubrimientos de eminentes investigadores, dándonos testimonio de su configuración pinturas egipcias, monumentos, esculturas y toda clase de vestigios de orden plástico hallados en diferentes lugares, donde se ven figuras de esta clase de instrumentos.
En principio vemos como la forma de este instrumento es la de una flauta recta sencilla o doble en forma de ángulo, que denominaban SAIBIT, gran flauta transversal; existía otro modelo de flauta llamada MEM, con embocadura de estrangul doble, semejante a la del actual oboe, que se construía con una rama de árbol llamado LOTOS; también usaban la doble flauta, parecida al actual clarinete de tubos paralelos con embocadura de estrangul simple. Pues bien, de la flauta llamada MEM podemos decir, con toda certeza, tiene su origen la actual dulzaina.
La dulzaina se introdujo en España a partir del siglo XV más o menos, procediendo de los países de Oriente Medio; su influencia ha sido importante en zonas de la región de Levante, Navarra y alguna otra, pero donde más raigambre y prestancia ha alcanzado este instrumento ha sido en las distintas provincias castellanas y concretamente en Castilla La Vieja, imprimiendo y tomando carácter propio, haciéndose poco menos que imprescindible su intervención en toda clase de fiestas de carácter tradicional y popular tales como fiestas patronales, romerías, rondas, procesiones, etc.; interpretando danzas, jotas y demás motivos de estilo y carácter netamente folklórico y popular.
Como se sabe, en un principio la dulzaina carecía de llaves, hasta que a principios del siglo XX se empezó a construir la dulzaina con llaves, atribuyendo tal iniciativa al gran dulzainero y músico castellano Lorenzo García Blanco, quien con este nuevo sistema y en cuantos certámenes de dulzaina tomaba parte, siempre obtenía los primeros premios; por esta época fueron también grandes dulzaineros Angel Velasco, Modesto Herrera y otros varios que consiguieron dar gran popularidad y renombre a este instrumento.
Gregorio García Vicente.

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