miércoles, 28 de enero de 2009

ORIGENES E HISTORIA DE LA DULZAINA

ORÍGENES E HISTORIA DE LA DULZAINA
La línea imaginaria que separa el período prehistórico del que consideramos
historia viene marcado por la aparición de lo escritura. A ese punto, a finales del IV
milenio a.c., y como consecuencia de la aparición de la escritura, comienzan a
registrarse las estructuras y actividades sociales, políticas y económicas,
transmisión de los mitos fundadores y cohesionadores de la ciudad,
transformación de las estructuras psicolingüísticas... Se acelera un proceso
evolutivo de las sociedades neolíticas que se verá reflejado de manera definitiva a
la zona del Cercano Oriente.
En el territorio comprendido entre los ríos Tigris y Éufrates comienzan a
desarrollarse notablemente una serie de ciudades que, como consecuencia de los
avances tecnológicos aplicados a la agricultura (base de la economía), ven
aumentar su población, y se encuentran abocadas a una expansión provocadora
de constantes enfrentamientos entre ciudades-estado vecinas. A cada ciudad-
estado correspondía un número indefinido de templos que desarrollaban en su
interior una serie de cultos a las divinidades tanto locales como "nacionales" en
relación a la propia etnia (en este caso sumeria). Los instrumentos utilizados en
estas ceremonias comprendían una gran variedad, tanto instrumentos de cuerda
(arpas con caja o sambuca, liras...), como una infinidad de instrumentos de
percusión (tambores, platos, panderos...), y además tenemos constancia por los
grabados de intrumentos de viento entre los que destacan la existencia de flautas
sencillas y dobles, estas últimas conocidas como aulos a partir de su
popularización al modo griego. Estos aulos dobles utilizados en sus ritos eran,
posiblemente, dos cilindros de igual longitud con cuatro agujeros cada uno.
Este tipo de flauta doble se transmitirá a la cultura egipcia donde se amplía la
variedad de los instrumentos, documentándose dos tipo más de flautas: la
conocida como de mam, de pico o boqueta y relacionadas con la flauta simple que
encontrábamos en Mesopotamia, y la conocida como a sebi, utilizada
horizontalmente a modo de travesera. así y todo, el instrumento más utilizado era
el arpa, que varía a lo largo del tiempo evolucionando del arpa media de seis o
siete cuerdas hasta el arpa monumental de veinte cuerdas. De los instrumentos de
percusión destaca la intervención en casi todas las celebraciones de panderos y
crótalos, así como los sistros (aunque estos se reservaban para el culto). También
destaca la utilización de la trompeta dentro del campo militar.
En el mundo clásico encontramos numerosas representaciones de
acontecimientos musicales ya que, tanto la gimnástica (entendimiento como
entrenamiento militar) como la música (incluida la danza de carácter ritual, la
recitación...) formaban parte de la educación básica de un ciudadano de Atenas.
Las muestras gráficas que encontramos sobretodo en el mundo griego nos
muestran una gran variación de intrumentos de cuerda (predominante la lira) y de
percusión, pero en lo referente al viento parece que toman casi exclusividad los
aulos.
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Encontramos numerosas representaciones de los aulos en la cerámica griega que
nos hacen referencia a fiestas dedicadas a Dionisos, donde se interpretaban una
serie de cánticos conocidos como comos que dieran origen a la comedia, pero
también encontramos que era un elemento relacionado con la práctica del teatro.
El mundo romano tiene tendencia a imitar en muy diversas vertientes la cultura
griega, el ejemplo más claro le encontramos en el arte, ya que muchas de las
obras griegas que conocemos hoy día son realmente copias romanas.
También comprobamos como se dá una imitación de los edificios, tanto a nivel de
características externas como de funcionalidad. La música no escapa de éstas
corrientes, de hecho, muchos de los músicos profesionales que encontraremos en
Roma son originarios de Grecia (al igual que sucede con los escultores, pintores y
arquitectos). Pero la música raramente se integró en la educación de los romanos,
estos se contentaban con asistir a conciertos que se realizaban en los odeones o
en sus propias casas, pero los que sabían tocar algun instrumento eran muy
pocos.
Los instrumentos utilizados en el mundo romano son prácticamente los mismos
que al mundo griego, como instrumentos de cuerda encontramos la lira y la cítara,
en viento continúa destacando la presencia del aulos, que en Roma recibirán el
nombre de tibia, utilizadas tanto en ritos como en el teatro para acompañar las
partes cantadas o recitadas, en los banquetes, en los juegos... Otros instrumentos
de viento son el órgano hidráulico (que se puso de moda para acompañar los
espectáculos del circo), o diferentes tipos de trompas (tuba, bucina, cornu ...)
dentro del mundo militar.
En la Península Ibérica encontraremos también este tipo de instrumento de doble
lengüeta conocido como aulos o tibia. Las representaciones más próximas
geográficamente las encontramos en la cerámica de Llíria, concretamente en uno
de sus vasos donde aparecen dos músicos, un tocador de aulos que junto a un
tocador de una gran trompa acompaña una calaña de danza ritual relacionada con
el mundo guerrero. También le encontramos en el mundo religioso, como es el
caso del retablo miniatura del santuario de la Serreta de Alcoy, donde se presenta
una representación de la diosa madre amamantando a dos bebés, y a su derecha
aparecen dos figuras humanas, una adulta y otra de un infante tocando el aulos.
En relación al rito funerario encontramos el relieve de Osuna (Sevilla), que
formaba parte de un monumento funerario y donde una mujer aparece tocando la
aulos en una ceremonia funeraria.
Con la llegada del Abajo Imperio y la posterior ocupación de las tropas bárbaras
del territorio asitimos al establecimiento del cristianismo como religión
hegemónica. El cristianismo, plenamente establecido entre las clases aristócratas
militares tanto de origen romano como germánico, pretende imponerse por medio
de la superposición de cultos. Pocos datos tenemos al respecto de esta etapa, y
de la utilización de intrumentos musicales, pero parece ser que se utilizaban los
mismos instrumentos que en el mundo romano, aunque su uso disminuye.
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Este período finalizará con la entrada el 711 de las tropas islámicas
norteafricanas.
En 711 penetran en la Península Ibérica las tropas islámicas y en poco más de
tres años logran dominar prácticamente el territorio, dejando sin conquistar la
franja norte peninsular, en la zona donde posteriormente se formarían los reinos
cristianos. Así encontramos el asentamiento árabe, con la consiguiente rotura de
las estructuras sociales, religiosas y políticas que se estaban formando como
consecuencia de la caída del Imperio, y lógicamente, se produce un viraje cultural
importante.
Con respecto a la música de este período hay que destacar el predominio inicial
de la música vocal sobre la instrumental, tanto a nivel culto como popular. Son
muy generalizados entre los beduinos del desierto el hida o "canto de los
camelleros" y la buka o "lamentación fúnebre". También tenemos conocimiento de
cánticos entonados antes de entrar batalla, que solían estar acompañados de tres
instrumentos: el mizhar (laúd), la gussaba (flauta) y el duff (timbal). En las
ciudades también encontraremos diferentes tipo de cánticos que llevan un mayor
apoyo instrumental, destacando un tipo de oboe conocido como a mizmar. La
construcción de instrumentos de este período tuvo un importante centro en la
ciudad de Sevilla.
El Secundí nos hace una enumeración de los instrumentos que se construían en
Sevilla y donde destaca el zolami, antepasado más directo de la dulzaina.
También por otras fuentes documentamos la existencia del sornai (silbato), el nai y
el donai (semejantes al aulos y al doble aulos, respectivamente).
Con la conquista cristiana del s.XIII comenzamos a encontrar multiplicadas las
referencias a las dulzainas, ahora ya con esta denominación, aunque también es
frecuente que sean nombradas como xirimites o xirimies. Encontramos como el
dulzainero es un músico de la corte que se agrupa junto a otros músicos al
servicio del monarca en traíllas de ministrets.
Aunque la formación de éstas traíllas era heterogènea hay que destacar dos
grupos distins, aquellos que estaban compuestas por instrumentos de viento (tanto
madera como metal) y percusión, y otro grupo compuesto por instrumentos de
cuerda y tecla. Dentro del primer grupo destacaban instrumentos como la
cornamusa o la dulzaina, instrumentos por los cuales el monarca Pedro el
Ceremonioso tenía gran predilección.
Éstas traíllas entre las que encontramos la dulzaina ocupaban un importante lugar
en numerosos actas tanto civiles como religiosos. Numerosas pruebas
encontramos en los documentos literarios de la época. De esta manera
encontramos como Ramon Muntaner (1265-1336) nos describe que durante la
coronación de Alfons el Benigne en Zaragoza "menam trompadors e tabaleter e
nafil e dolsaina". Y posteriormente nos hace referencia al "grande brugit de
trompas e de timbales e de dolsaines".
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También Joanot Martorell en su obra Tirat lo Blanc hace referencia a nuestro
instrumento cuando describe la boda de Tirant con Carmesína: "trompetes, añafils,
clarons, xaramites e musetes, e timbals"...
A partir de 1442 los Jurados de Valencia costean un dulzainero con sueldo anual
con tal de que actúe en los actoos que sea necesaro, llegándonos hasta nosotros
nombres como a los de los dulzaineros Gaspar Savall (1565) y Jeroni Ortís (1586).
Será ahora cuando el dulzainero abandone la disciplina de la traílla y tome el
camino individualmente, siendo alquilado por los gremios para las fiestas
patronales. La figura del dulzainero se constituye en una especie de oficio que se
continua por tradición de padres a hijos llegando a constituirse verdaderas
dinastías de dulzaineros, como los Cardona de Oliva, que a finales del s.XIII
demostraron judicialmente haber desarrollado la labor de dulzainero en la villa
durante más de 300 años.
Así nos encontramos en el s.XIX época en que los dulzainero gozaban de mucha
consideración y percibían importantes sueldos. Fué en esta centuria cuando los
dulzaineros lograron mayor popularidad al incluir en su repertorio nuevas melodías
tradicionales.
De este siglo destacan dulzaineros como Josep Pastrana de Llíria, Honorato Gil
de Alfarp, Carmelo el del Carmen, Josep Sanfeliu (maestro de Joan Blasco), Luís
Hernández de Alcàsser del que se dice que era capaz de tocar dos dulzainas a la
vez o el Pilotero, que durante muchos años fue jefe de cuadrilla en la popular
danza de los Enanos del Corpus de Valencia. Mención a parte merecen los
dulzaineros de Talas, saga familiar fundada por Salvador Montoliu, y que llega a
su punto más alto con su hijo Vicent que, después de una actuación durante las
fiestas de San José en la plaza de toros lanzó a la fama a su grupo de
dulzaineros, llegando a actuar en el Palacio Real de Madrid.
La fama del dulzainero durante el s.XIX fue tal, que incluso el escritor valenciano
Vicente Blasco Ibañez, el año 1896 escribió el cuento Demonio donde narraba las
peripecias de un dulzainero del mismo nombre.
El s.XX comienza con la continuidad de algunos de los dulzaineros mencionados
(Sanfeliu, H.Gil, Carmelo del Carmen...) y hacen su aparición otros como Joaquin
Juan de Tabernes de Valldigna, Marino de Benicalap, Simeón de Pedriscal o
Bautista Baset de Benifairó de la Valldigna. Pero la dulzaina comienza a dejar de
ser un oficio heredado y su uso comienza a ser cada vez menos extenso y caerá
en un proceso de degradación que solo se frenará bien entrada la segunda mitad
del s.XX con la semilla de Joan Blasco.
Gracias a él se publicó el primer método de dulzaina y dio las medidas para lograr
la afinación del instrumento. También a él se debe la creación de la Escuela
Municipal de Dulzaina de Valencia.
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De entre sus alumnos encontramos la práctica totalidad de los dulzaineros que en
la actualidad podemos encontrar a las fiestas de nuestros barrios y pueblos.
Dulzaineros como su hijo Paco Blasco, Ernest Llorca, Josep Leto, Marcial de
Chiva, Llorens de Benimaclet, Xavier Ahuir, Xavier Richard....
También hay que destacar la labor realizada por grupos de música folclórica y
popular que, escapando algo de la ortodoxia folclórica imperante aún hoy día, han
realizado un importante trabajo de recuperación y difusión de melodías y letras
populares, así como la utilización de instrumentos populares, entre los que se
encuentra la dulzaina.
Destaca de entre el resto el grupo Al Tall, pero también hay que señalar a grupos
como Tres Fan Ball o Urbàlia Rurana.
Además podemos encontrar la plasmación práctica del revivir de la dulzaina en los
aplecs y concursos que se realizan a lo largo del año en nuestro territorio, así
como de la convocatoria del concurso de composición para dulzaina Ciudad de
Algemesí.

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